He empezado un nuevo curso en Pamplona, Navarra, lugar que ya considero mi segundo hogar. El año pasado, cuando llegué por primera vez, muchas cosas me sorprendían, pero eran tantas que apenas tenía tiempo de identificarlas una a una. Ahora que he vuelto de Guatemala, mi país, mucho de España (Pamplona específicamente) vuelve a sorprenderme. No tanto como la primera vez, que no volverá a repetirse, pero ahora noto el contraste de otra manera. Al regresar a Guatemala después de nueve meses y medio en el extranjero, comparaba las cosas de Guatemala con lo vivido en España. Ahora, vuelvo a comparar lo español con lo guatemalteco.
Escribir sobre las experiencias en Pamplona como extranjera llama mucho mi atención. ¿Qué me sorprende? ¿Qué me parece diferente? ¿Qué me hace recordar el país del que vengo? Y, especialmente, qué hace que sienta afecto por esta ciudad, que ya la considere un poco mía, que haya sonreído tanto cuando ya estaba a pocos kilómetros de distancia...
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Monumento al Encierro. Pamplona, Navarra. Fuente. |
Pamplona y su gente. Pamplona y sus calles. Pamplona y su seguridad. Pamplona y su clima. Pamplona y sus fiestas. ¡Cuánto para escribir a pesar de ser una ciudad pequeña!
Así, con mucha motivación para las futuras entradas, me despido. Ya habrá experiencias que recordar y nuevas para vivir... experiencias que, por cierto, se centrarán en la vida de Pamplona (por si hacía falta aclararlo). Ojalá a los lectores les haga querer más esta ciudad, si es que ya sienten un cariño especial por ella, o les haga pensar "¡Pero qué ganas de conocerla!".
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